"En efecto, se puede demostrar que todos juntos, griegos y bárbaros, en cuanto que aspiran a la verdad, han participado del Logos verdadero, unos en no pequeña medida, otros en cambio parcialmente, según el caso. La eternidad contiene en sí misma y en un instante el pasado, el presente y el futuro; sin embargo, la verdad es más capaz de reunir sus propias semillas que la eternidad, aunque estén sembradas en tierra extranjera. En efecto, encontraríamos numerosísimas opiniones en las escuelas (aquellas que no están enteramente embotadas ni tienen amputado el orden natural, como el harén de mujeres que suprime la razón del varón), aunque parezca que son diferentes por otras cosas, sin embargo confiesan pertenecer a la misma familia y tener toda la verdad. Forman un único todo como miembro, como parte, como especie, como género. De igual manera, la cuerda más alta [de la lira] se opone a la más baja, pero de ambas resulta una única armonía musical; y como el número par es diferente del impar, y sin embargo ambos son necesarios en la aritmética; lo mismo que han sido concebidos en la geometría el círculo, el triángulo, el cuadrado y el resto de las diferentes figuras. También en el universo las partes todas, aunque difieran unas de otras, conservan entre sí una relación respecto al todo. Así también, tanto la filosofía bárbara como la griega constituyen un fragmento de la verdad eterna, no la del mito de Dioniso, sino la de la teología del eterno Logos. Mas quien reúne de nuevo lo que se ha diseminado y reconstruye la unidad podrá contemplar con seguridad al Logos, a la Verdad.
Está escrito en el Eclesiastés: He crecido en sabiduría más que todos los que han nacido antes que yo en Jerusalén; mi corazón conoce muchas cosas: sabiduría y gnosis, porque conoce las parábolas y la ciencia. Pues también eso es voluntad del Espíritu, puesto que en la abundancia de la sabiduría está la abundancia de la gnosis. [1] Quien es versado en toda clase de sabiduría, ése será gnóstico con pleno derecho. También está escrito: La ventaja de la gnosis de la sabiduría da vida al que la posee. [2] Y nuevamente, para consolidar aún más lo dicho, está la cita siguiente: Todo es accesible a los [hombres] inteligentes (y todo se refiere a lo griego y a lo bárbaro, pues lo uno sin lo otro no es todo), y es también recto para los que desean llevar consigo la inteligencia. Pereferid la educación y no la plata, y preferid la gnosis al oro acrisolado; preferid también la inteligencia al oro puro; porque la sabiduría vale más que las piedras preciosas, y no puede compararse a ella cuanto hay de codiciable. [3]"
San Clemente de Alejandría, "Stromata" I, 57.2-58.4
"He dicho también: «En el tiempo presente la religión cristiana es aquella cuyo conocimiento y práctica trae con toda seguridad y certeza la salvación»; esto lo dije según el nombre, no según la realidad misma que ese nombre significa. Porque la misma realidad, que se llama ahora religión cristiana, existía ya en los antiguos ni ha faltado nunca desde el origen del género humano hasta que vino el mismo Cristo en la carne, por quien la verdadera religión, que ya existía, comenzó a llamarse cristiana."
San Agustín de Hipona, "Retractaciones" I, 13.3
"Pero sabes, Señor, que no puede haber una gran multitud sin mucha diversidad y que casi todos los hombres se ven obligados a llevar una vida llena de tribulaciones y miserias y a estar sometidos a los reyes que gobiernan. Son pocos los que gozan del ocio necesario para que, en uso de su libertad, puedan profundizar en el conocimiento propio. Se dejan absorber por las muchas preocupaciones corporales y otras obligaciones, de modo que no pueden buscarte a Ti, Dios escondido. Por esta razón, pusiste al frente de tu pueblo a diferentes reyes y videntes, llamados profetas, la mayoría de los cuales en virtud de tu mandato han establecido en tu nombre el culto y las leyes e instruido al pueblo ignorante. Aceptaron estas leyes como si Tú mismo, Rey de reyes, hubieras hablado con ellos cara a cara, creyendo así que no era a ellos sino a Ti a quien escuchaban. Enviaste a diversas naciones diferentes profetas y maestros, según diferentes épocas. Ahora bien, es propio de la condición terrena del hombre defender como verdaderas las costumbres practicadas desde antiguo, que han pasado a ser consideradas como parte de la naturaleza. Esta es la razón de que sobrevengan no pocas disensiones cuando cada comunidad prefiere su propia fe a la ajena.
Acude en nuestra ayuda, pues sólo Tú tienes poder. Por Ti, el único a quien se venera en todo aquello que todos parecen adorar, es por quien se mantiene esta rivalidad. En todo lo que cada uno parece apetecer no apetece otra cosa sino el bien, que eres Tú, y ninguna otra cosa busca en su esfuerzo intelectual sino lo verdadero, que eres Tú. ¿Qué busca el viviente, sino vivir y el existente, sino ser? Por tanto, Tú que das la vida y el ser, eres el que pareces ser buscado de modo diferente por las diversas religiones y nombrado con diferentes nombres, pues permaneces para todos desconocido e inefable en tu verdadero ser. Tú, poder infinito, no eres sin embargo nada de lo que creaste, ni puede la criatura comprender tu infinitud, pues no hay porporción alguna de lo finito a lo infinito. Tú, omnipotente Dios, invisible a toda inteligencia, puedes hacerte visible a quien quieres, de modo que puedas ser comprendido. No permanezcas oculto más tiempo, Señor; sé propicio y muestra tu rostro, para que se salven todos los pueblos y no puedan ya olvidar la fuente de la vida y su dulzura apenas pregunstada. Porque sólo te abandona quien te ignora.
Si te dignas actuar así, cesarán las guerras, el odio y todo mal y todos conocerán que no hay más que una sola religión en la diversidad de ritos."
Nicolás de Cusa, "La paz de la fe" I, 4-6
[1] Qo. 1, 16-18.
[2] Qo. 7, 12.
[3] Pr. 8, 9-11.
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