"Para los principiantes, la oración es como un fuego de alegría que sube desde el corazón; para los perfectos, como una luz perfumada y operante. O incluso, la oración es el anuncio de los apóstoles, operación de la fe o, más bien, fe no mediada, sustancia de las cosas que se esperan, amor permanente, movimiento angélico, potencia de los incorpóreos, obra y alegría de ellos, Evangelio de Dios, plena certeza del corazón, esperanza de la salvación, signo de purificación, símbolo de santidad, conocimiento de Dios, manifestación del bautismo, lavaje de purificación, signo del Espíritu Santo, regocijo de Jesús, alegría del alma, misericordia de Dios, signo de reconciliación, sello de Cristo, rayos del sol inteligible, estrella matutina de los corazones, garantía de cristianismo, manifestación de la reconciliación de Dios, gracia de Dios, sabiduría de Dios o, más bien, principio de la sabiduría misma, manifestación de Dios, obra de los monjes, modo de vivir de los hesicastas, causa de la hesiquía, contraseña de la vida angélica.¿Y qué más diremos aún? La oración es Dios que obra todo y en todos, porque es una única operación del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, que todo obra en Cristo Jesús."
Gregorio el Sinaíta, "Utilísimos capítulos en acróstico"
Compartimos en esta oportunidad el registro de una de las enseñanzas del stárets rumano Cleopa Ilie, un testigo contemporáneo de la tradición hesicasta, sobre los diferentes grados de la oración interior y los estados espirituales concomitantes a la misma.
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